sábado, 7 de noviembre de 2015

Proyecto Fortalecimiento de la seguridad alimentaria de 8 comunidades aymaras de La Paz mediante la incorporación de innovaciones agropecuarias económicamente accesibles al pequeño productor, la dinamización social de los grupos de mujeres y el mayor consumo de alimentos nutritivos”

Estoy junto a la familia propietaria de los
invernaderos en Ninacho, colindante con Jucuri
En los meses de septiembre a diciembre de 2014 AYNI instaló 122 sistemas de riego tecnificado en unas 8 comunidades del altiplano, en invernaderos y también a campo abierto, con la cooperación de la ONGD CUME de Galicia y la Agencia de Cooperación de la  Xunta de Galicia.

Son sistemas que requieren entre 3 y 9 metros de altura para funcionar correctamente y cuestan entre 1.200 bs y 1.500 bs. La instalación la hizo una empresa proveedora de estos equipos instalada en El Alto, ofreciendo además la capacitación en el mantenimiento de los mismos. La empresa se llama Riego Todo y su servicio fue muy bueno.

Por otro lado, una empresa comercial que realiza el acopio de productos de invernaderos en comunidades de los municipios de Calamarca, Mecapaca y Achocalla observó que la producción se duplicó instantáneamente porque el horticultor ya no podía cultivar solamente una parte de su invernadero pues las cintas de riego por goteo estaban tendidas en toda la superficie del mismo. Y al mismo tiempo, al no tener que regar surco por surco ahorraba mucho tiempo en esta actividad.

En concreto: el productor obtiene ahora el doble de producción con una fracción cercana a la vigésima parte de agua que antes requería, y el tiempo de dedicación al riego bajó a una fracción cercana a la quinta parte del tiempo que le tomaba hacer el trabajo.

Y algo más: al no tener que regar por surcos pues la gota llega a la base de la hortaliza, se ahorra el tiempo de deshierbe. El tiempo de deshierbe es importante porque los invernaderos de estas comunidades emplean abonos orgánicos de sus propios ganados. Cuando el abono es natural, viene con semillas de vegetales que comen los animales y al regarlos con el riego por inundación (surco por surco), las semillas de las hierbas germinan, crecen y compiten por el sol y el agua con el cultivo del agricultor por lo que deben ser extraídas manualmente. En un cultivo de lechuga mantecosa, que en invernaderos del Altiplano Central de La Paz, durante el segundo semestre del año (junio a diciembre), tarda solo 5 semanas en estar en condiciones de ser cosechada, se requiere deshierbar por lo menos una vez, si se regó por inundación. Deshierbar una superficie de 100 m2 toma de 4 a 8 horas. Esto también ha sido ahorrado por el productor con la implantación de las cintas de goteo.
Invernadero con un cultivo de lechuga "señorita" (mantecos) en la
comunidad Ninacho del municipio de Calamarca

IMPACTO

Hemos observado que la productividad del campesino con invernaderos ha aumentado de tal forma que apenas un año después, en 2015, han incrementado la superficie bajo plástico invirtiendo sus ahorros, y empleando fondos de microcrédito.
Riego por goteo en una cinta estándar.
Ahorra 19 partes de 20 en agua
y  toma la quinta parte del tiempo de mano
de obra de cultivo.

El impacto económico es importante, pero no es lo único importante, y algunas veces tampoco es lo más importante.  Las conversaciones con los productores de Jucuri (Calamarca), casi 12 meses después de la finalización del proyecto dan cuenta de que una parte de la producción contribuye a mejorar su dieta alimenticia. Esto es muy importante si tomamos en cuenta que la dieta de la familia altiplánica es desequilibrada: muy pobre en proteínas, vitaminas, micronutrientes y fibra, y en contraparte muy rica en carbohidratos.

Un impacto negativo, a baja escala, es el deterioro del suelo por monocultivo de lechugas. La ciencia agronómica sostiene que la solución es la rotación de cultivos y la incoporación de abonos que devuelvan los macro nutrientes sustraídos por el cultivo (fósforo, nitrógeno y potasio). Esta solución obliga al agricultor a  incursionar en el cultivo de otras variedades de hortalizas, ya que de continuar con los monocultivos, el empobrecimiento de la tierra lleva también a la proliferación de plagas resistentes;
Eso indica la ciencia. Pero ¿qué dice la experiencia de los productores?  Ellos reconocen que la productividad del suelo desciende. Pero por ahora es un descenso moderado. Contestan que lo que les interesa es la rentabilidad del cultivo. Cualquier hortaliza que que sirva para rotar técnicamente toma más tiempo en suelo y su mercado no es tan atractivo: la zanahoria, la cebolla, el brócoli, el coliflor, el nabo, y otros, tienen ciclos productivos el doble o triple de largos; y su precio es menor que el de la lechuga. Con respecto al suelo empobrecido, su estrategia es enriquecerlo con abonos orgánicos de los animales que crían. Cuando la productividad del suelo decaiga tanto que sea imposible lograr cultivos rentables de lechugas, están dispuestos a retirarlo e incorporar otro suelo. Es una estrategia sensata y condicionada por la pobreza. Los imperativos medioambientales ceden a los imperativos económicos, y el deterioro ambiental existe, pero es bajo, porque la tierra cansada retirada de un invernadero podrá recuperarse con los años.

Un punto de quiebre en esta estrategia es la invasión de plagas como los pulgones o enfermedades como la pudrición de la raíz. Al cansar la tierra con el monocultivo, los pulgones solamente pueden ser retirados con pesticidas. El productor ha aprendido a hacer insecticidas naturales. Pero si la invasión amenaza con destruir su cultivo para fines comerciales, tendrá que emplear químicos de baja toxicidad (en el mejor de los casos). El empleo de estos químicos, también redundará en el empobrecimiento de su suelo si su uso es frecuente. El consumidor también se verá afectado a la larga con la incorporación de sustancias artificiales en su organismo. en ese momento crítico, el buen productor deberá tomar la decisión de adelantar el cambio de suelo de su invernadero o rotar con cultivos menos rentables para equilibrar la sustracción de

Si el Estado es capaz de normar y verificar el contenido de estas sustancias presumiblemente tóxicas en los alimentos, podrá sancionar a los productores de alimentos que excedan los niveles permitidos. En cualquier país envías de desarrollo esta posibilidad es lejana.

El equilibrio entre lo económico, lo científico y ambientalmente conveniente desemboca en una cuestión ética, porque involucra al productor, al consumidor, al regulador y por la vía del medio ambiente, al resto de los habitantes de la comunidad. Por ser un problema de tan pequeña dimensión el impacto negativo por ahora es muy bajo, pero ¿cómo se amplificará si se multiplican los invernaderos en todo el altiplano?  

Algunas familias de Jucuri ya cuentan con 8 invernaderos de 100 m2 de cultivo. Y mucho antes de que se plantee el problema del cansancio de la tierra por monocultivo que facilita la invasión de pulgones y el combate obligado con agroquímicos, han saturado sus nichos de mercado de lechuga. Ahora se ven en la necesidad de ampliar la variedad de sus cultivo, rotando con otras variedades menos rentables pero al fin y al cabo, rentables. Habrá también en esto un impacto positivo en este caso, para su alimentación: el nabo tiene más vitamina A que la zanahoria, el rábano tiene potasio y el apio es rico en sodio, y todos estos aportan mucho más nutrientes que la lechuga. La lechuga aporta sobre todo fibra y muchos ingresos.

¿Cuál fue el impacto en las comunidades? Este proyecto se suma a una serie de intervenciones y por lo tanto el impacto atribuible a este proyecto es muy difícil de segregar. Los primero invernaderos datan de 2008 y los dos sistemas de riego construidos en Jucuri se entregaron en 2015. La comunidad de Jucuri vive un auge de producción, productividad y por ahora no se ven conflictos. Al contrario, se han lanzado a buscar unidamente fondos de otros organismos del Estado para fortalecer su aparato productivo. han logrado donaciones estatales de tanques de 2.500 litros y están apunto de lograr donaciones de motocultores (pequeños tractores manuales para remover la tierra dentro de un invernadero). Conozco a un agricultor que ha logrado educar a sus hijos en el colegio y ahora está logrando pagarles los gastos de estudio en la universidad, gracias a los invernaderos. El hijo está estudiando ingeniería agronómica.




4 comentarios:

  1. Muchas felicitaciones Sergio por el blog!!!!!! Toda esa experiencia acumulada en 15 años de implementar proyectos de desarrollo en el Altiplano ahora va a estar disponible en todo el mundo.
    Me parece importante destacar en esta primera entrada que se trata de proyectos de desarrollo sostenible, ya que tienen en cuenta los 3 componentes: económico, humano-social y ambiental. Por lo que explicas en el artículo, deduzco que, al menos, se tuvieron en cuenta en este proyecto los siguientes capitales:
    -capital productivo: instalación de invernaderos que permitieron duplicar o triplicar la producción, y después de un año muchos pudieron invertir en más invernaderos. Y ahorrando tiempo de trabajo al productor.
    -capital humano: se mejoró la dieta de la comunidad; se dio capacitación a los productores para el mantenimiento de las instalaciones nuevas; se desarrolló la capacidad de innovación para no empobrecer la tierra y no saturar mercados.
    -capital natural: a través del riego por goteo se ahorra muchísimo el agua escasa del altiplano.
    Quizás también se desarrolló el capital institucional y el capital social, pero no mencionas datos.
    Nuevamente felicitaciones por el blog, que nos permitirá aprendizajes valiosos a todos los que nos interesa el desarrollo sostenible.

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  2. Gracias por el comentario. Es cierto, no mencioné el capital institucional ni el capital social. Creo que vale la pena hacerlo. Por ese motivo ya está disponible una nueva versión del artículo con la mención correspondiente.

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  3. FELICITACIONES POR ESTE BLOG...SIRVE NO SOLO AL ALTIPLANO DE BOLIVIA SINO CONTINENTAL.SALUDOS DESDE ARICA PARINACOTA - CHILE

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    1. Muchas gracias señor Vásquez. Aunque ya no he actualizado este blog, sigo trabajando con los invernaderos. Mi lugar de trabajo en una ONG boliviana que implementa esta cadena de producción de hortalizas en el altiplano, con fondos de la cooperación española y finlandesa. Estamos intentando que esta cadena crezca y sea muy inclusiva. Trabajamos también con una empresa acopiadora y constructora de invernaderos. Si usted está interesado en conocer más de esto, escríbame a mi correo: sergio.elio@gmail.com

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